Se trata de un documento elaborado junto a Fundación Excelencia Social ante la necesidad detectada por la consultora rom25 de desarrollar y difundir buenas prácticas en la atención a personas
El Grupo de Investigación en Participación y Rendimiento Ocupacional (INPRO) de la Universidad Europea Miguel de Cervantes (UEMC) de Valladolid, en colaboración con la Fundación Excelencia Social, ha elaborado la Guía de Buenas Prácticas “Diseño universal y accesibilidad arquitectónica y actitudinal para la atención individualizada”.
Se trata de una guía que nace ante la necesidad de desarrollar y difundir buenas prácticas en la atención a personas. La publicación sirve como una herramienta esencial, en formato de check-list, que tiene como propósito superar las necesidades detectadas en cuanto a accesibilidad arquitectónica y urbanística en España, no solo en materia de movilidad, sino también en lo referente a accesibilidad sensorial, cognitiva, y de comunicación e interacción.
El proyecto se desarrolla a partir de una revisión exhaustiva de la documentación técnica y legislación actual sobre la accesibilidad en España, tomando como referencia fundamental la UNE Dalco 170001-1, enriquecido con la valoración crítica de docentes e investigadores de la UEMC, terapeutas ocupacionales expertos en diversas áreas clínicas (Geriatría, Neurología, Pediatría, Ortoprotésica y Salud Mental) y arquitectos familiarizados con la accesibilidad arquitectónica y urbanística.
Por este motivo, la guía incluye aspectos de movilidad, teniendo en cuenta la accesibilidad física, cognitiva y sensorial en los cambios de posición del cuerpo o de lugar. Esta accesibilidad proporciona espacios que permite a cualquier persona, con o sin discapacidad, potenciar su autonomía, así como la utilización de cualquier recurso urbanístico, arquitectónico o de servicio, permitiendo la orientación en el espacio, mejorando la percepción y movilidad dentro de los diferentes recursos comunitarios, permitiendo la integración e interacción de manera independiente.
Garantiza, de esta manera, el acceso en igualdad de condiciones a las personas con algún tipo de discapacidad a la información el espacio y contenido en relación a sus necesidades. Esto incluye tareas como alcanzar, coger, mover o manipular objetos, así como aquellas relacionadas con la movilidad funcional. Y cuestiones como la accesibilidad en rampas y escaleras, cómo han de ser los pasamanos, la ubicación de las botoneras en ascensores o las dimensiones de cualquier pasillo, habitación y elemento dentro de éstas teniendo en cuenta también su uso.
También, tomando en cuenta el aprendizaje, la aplicación de los conocimientos aprendidos, el pensamiento, la resolución de problemas y la toma de decisiones, además de aspectos generales relacionados con la puesta en práctica de tareas sencillas o complejas.
Ejemplos de este tipo de accesibilidad que recoge la Guía podrían ser uso del bucle magnético y códigos QR o códigos bidi en los entornos cotidianos como pueden ser edificios públicos, hospitales, cines, supermercados etc., o la utilización de líneas direccionales en el pavimento, favoreciendo el recorrido guía en lugares públicos para evitar peligros y favorecer la dirección de la marcha.
La comunicación e interacción, que incluye aspectos generales y específicos de la comunicación a través del lenguaje, los signos o los símbolos, incluyendo la recepción y producción de mensajes, llevar a cabo conversaciones y utilización de instrumentos y técnicas de comunicación. Las medidas recogidas permiten la adaptación al medio de comunicación más conveniente para cada persona. El acceso a la información por diversos canales, como el visual, auditivo o táctil en el entorno, garantiza que cualquier usuario pueda acceder a los servicios de la comunidad de forma independiente.
Ejemplos en este sentido podrían ser la señalización mediante información gráfica, pictogramas o en lectura fácil para facilitar su localización e identificación de cajeros, sistemas de llamada o apertura, máquinas expendedoras... o especificaciones de cómo han de ser los criterios de lectura fácil, los textos con pictogramas u otros recursos gráficos.
La guía de buenas prácticas incluye consideraciones específicas en relación con productos de apoyo, en las que se recogen recomendaciones prácticas para determinados tipos de usuarios, como pueden ser personas que presentan patología de origen neurológico, pacientes geriátricos, pediátricos, etc. Además, se recogen aspectos a tener en cuenta para la acreditación y buen funcionamiento de los centros, que incluye puntos clave de la legislación a tener en cuenta en este sentido. Por último, se ha definido un apartado denominado “Plan de control de calidad de la accesibilidad parte actitudinal”, un listado de comprobación rápida que resume todos los aspectos descritos a lo largo del documento de la parte actitudinal de la accesibilidad.
El Grupo de Investigación en Participación y Rendimiento Ocupacional (INPRO) se dedica a generar y difundir conocimiento innovador en el campo de la Terapia Ocupacional, con un enfoque especializado en la participación y desempeño ocupacional en la infancia, en la edad adulta y en la vejez. Su misión es abordar los desafíos en Terapia Ocupacional a través de una colaboración interdisciplinaria de terapeutas ocupacionales con médicos, psicólogos, fisioterapeutas, enfermeros, educadores físicos y deportivos, podólogos y arquitectos; que permita abordar la investigación de manera holística.
El Grupo INPRO se compromete a transferir el conocimiento científico a la comunidad, capacitando a profesionales y contribuyendo a que las personas mejoren su calidad de vida y su participación en actividades significativas. En INPRO se cree en el poder de la Terapia Ocupacional como un medio para mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas, y trabajamos para hacer de este ideal una realidad accesible para todos. Una experiencia que ha sido posible, en este caso, gracias a la iniciativa de la consultora rom25 y trasladada a la Fundación Excelencia Social.